LA CIUDAD (I) – EL PRIMER ENSANCHE

La Barriada de Yagüe en una de las primeras fases de construcción (Archivo Histórico Provincial)

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Cuenta la profesora Monserrat Carrasco en su obra “Arquitectura y Urbanismo en  la Ciudad de Soria. 1876-1936” que tras el paréntesis de la Guerra Civil fue preciso esperar hasta los años cuarenta del pasado siglo XX para apreciar en la capital un crecimiento expansivo principalmente hacia el oeste buscando las zonas más llanas y saneadas de la población, lo que se dio en llamar primer ensanche, que comenzó a materializarse ya en la década de los cincuenta, es decir, el momento en que empezaron a sentarse las bases de la nueva Soria que pretendía superar los límites tradicionales del casco urbano definidos por el norte por el campo del Ferial y la calle Tejera; por el sur, la línea la trazaba la estación de tren Soria-San Francisco y, si se toma como referencia la salida hacia Burgos y Valladolid, el edificio de Correos, el Museo Numantino y algo más arriba la Escuela Normal. Porque desde Marqués del Vadillo hacia el río –incluso al otro lado- era donde se asentaba la mayor parte de la población. Fue en el periodo 1946-1952 con el ingeniero de Obras Públicas Mariano Íñiguez García en la alcaldía cuando se dio el primero de los empujones importantes para construir la Barriada de Yagüe que iba a acoger a una buena parte de los vecinos del barrio del Puente y de la calle Real acompañado de la ordenación del Campo del Ferial, el otro gran proyecto de la época fruto del cual nacieron, por citar algunas, las calles Mesta y Vicente Tutor y más tarde la de Sagunto. Para ello fue preciso dotar a la ciudad del que resultó ser el primer Plan de Ordenación, aprobado en  1948. Porque los antecesores de Íñiguez en la Casa de los Doce Linajes bastante habían tenido con gestionar el día a día en aquellos duros años del racionamiento y la miseria. En efecto, de Gregorio Ramos Matute, alcalde entre junio de 1938 y noviembre de 1941, se recuerda especialmente la recuperación del homenaje a la Virgen de la Blanca del Lunes de Bailas después de 52 años sin celebrarse; el propósito de construir una piscina en el alto del Castillo y, hasta tanto llegara esta, la instalación de la biblioteca de verano, además de haber llevado a cabo las primeras gestiones para erigir el monumento al Sagrado Corazón junto a los viejos depósitos que habían dado paso a los de arriba –no el circular-. No puede decirse lo mismo de José Carreras Cejudo –sucesor de Ramos Matute en el consistorio-, y de su fugaz paso por la alcaldía, aunque sí permaneció el tiempo suficiente para cumplimentar al Generalísimo en uno de sus viajes de paso por la ciudad y ser testigo de la aprobación del expediente de construcción del nuevo edificio del Gobierno Civil en la calle Alfonso VIII. Su brevedad en el cargo, apenas unos meses, sin llegar al año, no dio para mucho más. Le sustituyó en el mes de septiembre de 1942 Jesús Posada Cacho y lo primero que se encontró fue el Centenario de la canonización de San Saturio que la ciudad celebró por todo lo alto a finales de agosto del año siguiente -1943-. Durante su mandato promovió el grupo de viviendas conocido como Casas del Ayuntamiento (derribadas no hace mucho), nunca del Castilla por más del empeño de llamarlas así quienes cuando menos trasladan la impresión de desconocer la historia reciente de la ciudad. Pero sobre todo, se convirtió en realidad el Campo de Deportes de la Obra Sindical Educación y Descanso, más tarde llamado de San Andrés, edificado en terrenos de propiedad particular cedidos por el ayuntamiento de la ciudad a la Delegación Provincial de Sindicatos para este fin concreto, por otro lado, una vieja aspiración de los sorianos. Por cierto, y sin abandonar la faceta deportiva, a Posada Cacho, siendo todavía alcalde, le cupo el honor de haber promovido aquella famosa reunión del 9 de abril de 1945 “entre personalidades y aficionados” de la que iba a salir el Club Deportivo Numancia que ha llegado hasta hoy.

Nombrado Posada Gobernador Civil de Soria fue el citado con anterioridad, Mariano Íñiguez García, el que le relevó en la alcaldía. La nueva construcción de la puerta del parque de la Dehesa, que llevó aparejado el comienzo de su cerramiento, y la urbanización de la plaza de san Esteban figuraron entre las actuaciones más notables en materia de urbanismo. El fallido intento de recuperar el festejo de los toros enmaromados al final de los años cuarenta -1948 y 1949- y, en otro ámbito muy diferente, la visita oficial a Soria del Jefe del Estado, el General Francisco Franco, el 23 de agosto de 1948, vinieron a completar su denso currículo como alcalde de la ciudad.