LA TRADICIÓN DE SAN ISIDRO

El Mirón. Procesión de San Isidro. AHPSo 8635 (2)

La procesión de San Isidro en el atrio de la ermita del Mirón en  una imagen de los años cincuenta (Archivo Histórico Provincial).

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Este último domingo fue San Isidro Labrador. La festividad de San Isidro, en el ecuador de la primavera soriana, era una de las referencias obligadas del particular calendario festivo. Entonces, cada 15 de mayo, había fiesta grande en El Mirón; una cita que trascendía a otros muchos sectores de la ciudad. Claro que la fiesta de San Isidro no era más que la culminación de un proceso que se había iniciado días antes con la novena que se celebraba a media tarde en la propia ermita, y que a su vez estaba precedida –ahora es un triduo- por la que la Asociación de Labradoras y Devotas de la Virgen del Mirón dedicaban a su patrona, cuya fiesta, por cierto, sigue teniendo lugar en el templo de su advocación aunque en un ámbito más doméstico.

La Hermandad Local Sindical Local de Labradores y Ganaderos fue tradicionalmente la encargada de organizar los festejos en honor de San Isidro, de tal manera que “a las siete de la mañana, el disparo de bombas y cohetes [anunciaba] al vecindario el comienzo de la fiesta”, se podía leer, con idéntico o muy parecido texto, cada año en la referencia que ofrecía el órgano informativo agrario, esto es, el periódico Campo. Más tarde, en el local de la Hermandad de la calle Tejera, junto a la plaza de toros,  se organizaba un desfile figurando en el mismo las autoridades, Junta [de la citada Hermandad] y afiliados de la entidad con sus banderas, la tradicional Soldadesca, el cuadro de coros y danzas de la Sección Femenina, un grupo de camaradas de la Hermandad de la Ciudad y el Campo, la rondalla del Frente de Juventudes y la Banda Municipal, y un carro ocupado por un grupo de mozas del cercano barrio de Las Casas de Soria, ataviadas con típicos trajes del país. La comitiva, como es bien recordado, desfilaba por las calles del Campo, Ferial, Marqués del Vadillo, el Collado (General Mola aquellos años), plaza del Rosel y San Blas, calle Aguirre, plaza Tirso de Molina y carretera de Logroño para terminar en la ermita de Nuestra Señora la Virgen del Mirón.

Luego, con el mismo o muy parecido ritual que el que viene observándose en la actualidad, tenía lugar la procesión hasta la carretera, y la posterior misa solemne cantada por el coro de la Colegiata (actual Concatedral), en la que también solía participar en el coro de la Casa de Observación de Menores. Terminada la función religiosa actuaba la rondalla del Frente de Juventudes. Después el cuadro de coros y danzas de la Sección Femenina bailaba clásicas danzas de la tierra y, finalmente, intervenía la Soldadesca. Pero la fiesta de San Isidro lejos de terminar en la pradera del Mirón tenía su continuación en el Campo de Santa Bárbara con el concurso de arada; más tarde las autoridades y afiliados a la Hermandad eran obsequiados con una copa de vino español en el local de ésta. Por la noche tenía lugar en la Plaza Mayor (General Franco) una sesión de baile amenizada por la Banda Municipal; con anterioridad, alrededor de las diez, en el local de la Hermandad, la Junta, afiliados e invitados se reunían a cenar.