EL BARRIO DE LOS PAJARITOS

Calles José Tudela y Almazán. AHPSo 13267 (2)

Vista parcial de las calles Almazán y José Tudela en la entrada al Barrio de Los Pajaritos (Colección Joaquín Alcalde)

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No es la primera vez –ni será la última- que hacemos referencia a la transformación que ha experimentado la ciudad en los últimos setenta y tantos años. Porque, en efecto, en el transcurso de las últimas décadas el núcleo urbano se ha ensanchado, surgiendo nuevos barrios que con todos los defectos que se quiera, le han dado un dinamismo que en tiempos no tenía, entre otros motivos porque hubo un Plan General de Ordenación Urbana, el de 1961, que estuvo vigente más de treinta años, en cuyo período no quedó más remedio que funcionar a golpe de improvisación a medida que iban surgiendo las necesidades de la ciudad. Luego sí, el Plan General de Ordenación Urbana de 1994, que estuvo en vigor hasta el mes de abril del año 2006, posibilitó la expansión de la ciudad hacia zonas hasta entonces subdesarrolladas o que habían comenzado a configurarse.

Una de las que más transformación ha sufrido y está sufriendo es la de Los Pajaritos. El populoso barrio se encontraba antaño a las afueras de la ciudad y hasta cierto punto alejado del centro para lo que era la Soria de la época, además de fuertemente condicionado por el ferrocarril y las instalaciones anejas.

El tren estuvo siendo un obstáculo para el desarrollo de la zona sur de la ciudad. Fue a mediados de los sesenta cuando por fin se procedió al derribo de la Estación Vieja, la de San Francisco, y desaparecieron naturalmente los servicios que albergaba. A partir de ahí hay que hablar necesariamente de una nueva etapa del entorno más inmediato como era el de Los Pajaritos, entre otros, que igualmente se veía afectado, si es que no en gran parte ocupado, por la presencia todavía en la zona de la factoría de las Explotaciones Forestales de la Renfe y no muchas décadas antes por el trazado de la línea del ferrocarril Soria-Torralba, que discurría por el corazón del barrio atravesándolo por la actual calle de José Tudela para continuar por delante del Polideportivo cubierto; luego seguía hacia Maltoso, donde todavía puede verse una de las casillas para el servicio de la vía además de algún que otro resto de la fábrica que sustentaba el puente de hierro existente poco antes, en las inmediaciones de La Rumba. El tren, por lo tanto, cruzaba por el paraje que ocupan los nuevos bloques de viviendas erigidos donde estuvo la fábrica y el almacén de maderas de Ángel de la Orden.

Tampoco fue ajeno al estrangulamiento del barrio de Los Pajaritos el trazado de las líneas ferroviarias Soria-Castejón y Santander-Mediterráneo, cuyo tramo común transcurría por la trinchera, hoy soterrada, en una de las mejores actuaciones urbanas que se han llevado a cabo en la historia moderna de la ciudad, pues ha permitido, entre otras iniciativas de carácter social, la construcción del parque de recreo en una zona degradada, en la que por no faltar no faltaba una planta de fabricación de productos asfálticos; el entorno de Los Pajaritos era muy frecuentado en la época, entre otros, por los cazadores de pájaros que provistos del reclamo untaban de liga los junquillos en los que quedaban apresadas las pajarillas, los turis o los jilgueros. En los últimos años el barrio ha crecido como la espuma.

La ordenación urbana de lo que era un arrabal puede que comenzara hace poco más de treinta años coincidiendo con la inauguración del hoy conocido –para distinguirlo del otro- como viejo estadio de Los Pajaritos. De modo que comenzaron a proliferar las nuevas realizaciones hasta que por fin desapareció el último vestigio del paso a nivel existente en la que hoy es la moderna y poblada calle Almazán, o lo que es lo mismo una pequeña columna de hormigón en la esquina izquierda al comienzo de la calle José Tudela en la que el agente ferroviario sujetaba una de las cadenas con las que cerraba la carretera al tráfico rodado para garantizar la seguridad de éste y la circulación de los trenes cuando todavía pasaban por ahí.

Fue entonces cuando se notó de verdad la progresión del barrio y casi sin solución de continuidad, surgieron, al margen de nuevos bloques de viviendas, que han hecho de la zona una de las más modernas y prósperas de la ciudad, el Nuevo Estadio de fútbol y el Polideportivo cubierto

A las dos actuaciones deportivas le siguieron en una etapa más reciente, el tan traído y llevado Centro de los Alimentos o como se llame, de tan grotesca y engorrosa gestación e incertidumbre y polémica sobre su destino, y los primeros edificios del Campus Universitario, que con los de construcción más reciente, han dado al entorno un impulso jamás conocido hasta ser hoy uno de los más dinámicos, sobre todo si se echa la vista atrás y se recuerda que hasta casi el final de la década de los noventa en el paraje más alto, que no era sino un depósito de chatarra y de materiales de deshecho, se celebraban competiciones de tiro al plato y de pichón en un mal habilitado campo, y fue escenario, por ejemplo, de la única prueba oficial de ciclo cross que ha tenido lugar en la historia del ciclismo de Soria, disputada en un circuito que discurrió parcialmente por el centro del actual Campus y el Nuevo Estadio.